domingo, 4 de agosto de 2013

Truly, madly, deeply. [Capítulo 3, parte 1]


Salimos de la habitación y los chicos están esperando.
- Chicas, estáis todas preciosas - dice Blas.
- Es cierto - dice Dani, mirando a Esther.

Nosotras nos limitamos a sonreír y vamos hacia el lugar que nos tenía Dani preparado.
Ya estamos fuera y encontramos una especie de furgoneta. No sé, pero tenía el presentimiento de que la noche iba a estar bastante bien.
Un hombre alto nos abre la puerta de la furgoneta. Yo me siento con Carlos, Esther con Dani, Paula con David, Irene con Blas y María con Álvaro.
El coche se pone en marcha y solo Dani sabe a dónde vamos. Estamos un rato en silencio y empezamos a ver un paisaje diferente.
- Jo Dani, esto es más feo que tú eh jaja.
- Anda calla Carlos, que aún queda viaje.
- Pues como siga tan entretenido como ahora... - dice Paula.
Carlos, Dani, Álvaro, Blas y David se miraron fijamente, como si algo quisieran hacer, mientras María, Esther, Paula, Irene y yo les miramos extrañadas.
- ¿Pasa algo? - pregunta Irene
- No, nada, nada - le contesta Blas.
El viaje continúa. Carlos es muy hablador y siempre tenía algo para decir.

Por fin, llegamos "al lugar". Era una playa solitaria pero bastante bonita. Al final de la playa se ve una casa de 3 pisos que parece bastante lujosa.
- Esto es muy bonito, me encanta - dice Paula mientras David le mira sonriendo.
- La casa es mía, bueno, de mi familia, pero nunca hay nadie, así que podemos usarla todo lo que queramos.
Entramos en la casa y resulta ser preciosa.
- Es muy bonita, Dani - dice María.
Subimos al primer piso, donde hay 3 habitaciones y 2 baños. 
- Las habitaciones están repartidas de 2 en 2, hay otras 2 arriba junto con otro baño. En el piso de abajo está la cocina y hay una sala de estar. Yo me puedo poner con Esther, David con Paula, María con Álvaro, Irene con Blas y Carlos con Clara.
Todos sonreímos y asentimos.
Carlos y yo nos dirigimos al segundo piso, donde también iban Blas e Irene, y nos repartimos las habitaciones. La nuestra era de color azul claro, como el cielo, y resultaba acogedora. Las camas estaban en forma de litera y yo cogí la de arriba.
- Me gusta la cama de arriba, espero que no te importe que coja esa.
- Da igual - Carlos esboza una sonrisa.
Había una ventana corredera que ocupaba una pared entera y daba el mar. Es más, la casa estaba en una especie de montaña y todas las habitaciones daban al mar, incluso los baños. En la pared que estaba de frente a la venta había un armario, que a su vez estaba dividido en 2 partes. Había un poco de ropa, la cual me gustó mucho. También había un bañador para Carlos y un bikini para mí. Supongo que fue Dani. Había una terraza pequeña con una mesita y un par de sillas.
Estaba anocheciendo y bajamos a la cocina.

*Continuará*


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